La socióloga y escritora Fefa Vila cuenta sus razones para ir a la huelga feminista del próximo 8 de marzo, convocada en más de 150 países.
¿Por qué es necesaria la huelga del 8 de marzo?
Porque representa un cambio en el ritmo del feminismo. Creo que es un escenario mundial el que dice ¡Basta ya!, basta de violencia demostrada de muchas maneras y de ver a las mujeres en la trastienda y en segundo lugar. El feminismo nunca ha cesado, ha tenido sus momentos de expansión y de aceleración y de contención histórica, pero nunca ha cesado, y creo que hoy pasa por un momento de aceleración histórica debido a los grandes problemas que tenemos las mujeres. La huelga es un puñetazo sobre la mesa que nos dice “hasta aquí hemos llegado”. La idea es buscar un cambio que vaya más allá de la discriminación salarial, es una crítica al mundo en que vivimos, al sistema capitalista y una invitación para alzar la voz y buscar un modo de vida “vivible”.
¿Por qué crees que se ha tomado como bandera de lucha la sororidad?
Porque hacía falta decirlo y ponerlo de manifiesto. El feminismo siempre ha sido un movimiento internacional, es una internacional en tanto que proyecto político. Da igual que en Suecia o en Islandia estén las mujeres genial, donde han triunfado en muchos aspectos, pero si en España están asesinando a 70 mujeres al año, en Marruecos se las abandona y en Arabia Saudí decapitan a las lesbianas, tenemos que unirnos en la lucha. Es verdad que al interior del feminismo han proliferado posiciones muy diversas, que ha sido la riqueza del feminismo también, pero ahora hemos conseguido expresar esta sororidad en este nuevo momento. Y esa sororidad pasa por tener en cuenta a todas las mujeres y en todos los estratos sociales: de nada sirve que se termine con la brecha salarial si a la vez hay mujeres que no pueden acceder al trabajo, o que nosotras mismas no podemos estar tranquilas o no podemos andar tranquilas por la noche.
En los medios de comunicación se ha querido mostrar dos visiones encontradas, a raíz de las últimas denuncias de acoso sexual por conocidos rostros del espectáculo. Los medios dicen, por un lado está el movimiento #metoo y por otro lado, Catherine Deneuve…¿ni lo uno ni lo otro?
Efectivamente ni lo uno ni lo otro. Para mi el movimiento #metoo es importantísimo, porque que desde Hollywood se hayan erigido con su voz para la denuncia de abusos sexuales, es genial y eso no implica puritanismo o que las mujeres estemos en contra de la seducción. Entiendo que Deneuve y el escenario francés reclama una situación bastante maniquea de defender la seducción entre hombres y mujeres. La situación es mucho más compleja que reducirla a puritanismo v/s defensa de la seducción. El feminismo es algo más transversal, es algo que atraviesa todos los escenarios políticos y los escenarios sociales de la vida tanto de mujeres como de hombres, y lo que busca es otra forma de relacionarnos, otras formas de establecer realidades. Es una crítica a un sistema de organización sexual, pero también a un sistema de organización económica, como el que estamos viviendo bajo el sistema capitalista actual que genera muerte, dolor, exclusión y desigualdad.
Por eso es tan maniqueo decir yo estoy a favor de la igualdad pero no en contra del sistema capitalista, cuando el sistema capitalista es una máquina de desigualdad, dolor y muerte. Es muy difícil ser feminista y estar a favor de la igualdad y no tener una crítica al sistema económico social que nos está organizando actualmente.
¿Qué le pedirías a la intelectualidad masculina?
Le pediría que reflexionaran sobre la masculinidad y que empezaran a escribir sobre ello. No que opinasen tanto sobre los problemas de las mujeres, sino que empezaran a escribir y a repensar la masculinidad de los hombres como problema. Que repensaran el malestar de la cultura desde la posición y los privilegios que tienen esos propios hombres y especialmente esos hombres intelectuales. Si realmente hacen una crítica o una reflexión sobre aspectos sociales, creo que clama al cielo que cuando hay un nuevo asesinato por violencia machista, esto esté completamente ausente de estas reflexiones intelectuales.
Ya no lo digo en términos feministas sino en términos de justicia social, de repensar el mundo actual y las relaciones sociales en las que nos movemos hombres y mujeres. Les pediría una reflexión sobre la masculinidad, sobre el papel de los hombres y que hablaran de sí mismos y se confrontaran públicamente en esos términos.
Es verdad que este un llamamiento a la huelga de las mujeres, pero al hacer este llamamiento estamos interpelando a todos los hombres que deberían darse por aludidos y que fueran conscientes de que algo deberíamos hacer para acabar con las desigualdades.
Por fin una exposición del underground y de la contracultura de los años 70 en Catalunya. Fueron unos años de creatividad desbordante, sin cánones impuestos, vividos al margen de prebendas, partidos e instituciones. Las incoherencias del régimen franquista en su decadencia, la persecución centrada en los partidos políticos marxistas e independentistas, y la distancia geográfica que nos alejaba del centro neurálgico del poder, posibilitaron unas grietas por las que se coló una parte de la juventud inquieta y conectada con las corrientes contraculturales que llegaban de fuera.
Jaime Rosal era un tipo raro. Traducía a los franceses de la Ilustración (una gauche divine más bien olvidada), decía lo que pensaba y fumaba en pipa con delectación.
El Palau Robert prepara una exposición que reivindica la contracultura de los setenta.